El drama de Federico Gómez y una carta abierta desgarradora: vive su mejor momento en el tenis y el peor de su vida
Federico Gómez, uno mejores tenistas argentinos del momento, se animó en las últimas horas a contar su drama. Nunca antes estuvo tan arriba en el ranking mundial -es el 135° de la ATP-. Pero, a su vez, nunca antes estuvo tan cerca del abismo. El nacido en Merlo hace 28 años, que durante muchísimo tiempo tuvo que dar clases en clubes y academias para sobrevivir y ahora se ilusiona con meterse en el top 100, reveló a través de un conmovedor relato que su vida es un tormento y que necesitaba abrir su corazón para evitar tocar fondo y dejar atrás los fantasmas que lo llevaron a pensar con el suicidio.
En su cuenta de Instagram, y poco menos de un mes después de su última aparición en el circuito -perdió en la primera ronda de la clasificación del ATP 250 de Delray Beach, Gómez publicó una carta abierta en el que confesó que acaba de enfrentar una de las etapas más difíciles de su vida, marcada por una profunda crisis emocional. «El deporte que me lo ha dado todo y a la vez me ha quitado tantas otras cosas. Siento haber tocado fondo, pero a su vez quiero agarrarme de esta situación para agarrar impulso y empujarme hacia arriba para volver a salir a la superficie. No lo he podido hablar con nadie, así que busqué la mejor opción según mi parecer», arranca.
Gómez reconoce que su relato, al que usa como válvula de escape, puede tomar por sorpresa a muchos, dado que atraviesa uno de los mejores momentos como deportista profesional. «El 2024 fue sin dudas el mejor año de mi carrera tenística, pero a su vez, el peor año en cuanto a lo personal, y este último tiempo no fue la excepción», advierte.
Y, acto seguido, blanquea sus padeceres: «Los últimos seis meses han sido de los más duros que me han tocado vivir como ser humano. Convivir con pensamientos de dejar el tenis por completo, de realmente cuestionarme si todo esto realmente vale la pena y hasta incluso en reiteradas ocasiones pensamientos suicidas de no querer vivir más y dejar este mundo, los cuales se me hace muy difícil expresar. Pero quería que lo sepan para que puedan entender acciones o comportamientos que posiblemente tuve en este último tiempo y esto busca explicar un poco eso».
En ese sentido, con el corazón partido, remarca: «Me cuesta mucho escribir todo esto sin llorar a más no poder, pero creo que es la mejor decisión que pude haber tomado en este momento para sacarme este gran peso que siento encima y me come la cabeza 24/7. Todo esto no lo escribo buscando algún minuto de fama, sino que lo hago para que sepan y entiendan que todos tenemos luchas internas que estamos viviendo a pesar de no ser demostradas u ocultadas en el día a día».
Gómez deja traslucir con sus palabras la urgencia que sentía para hacer su descargo y, sin el peso encima, manifestó su alivio. “Espero que después de abrirme un poco pueda sentirme un poco mejor conmigo mismo y poder vivir un poco más en paz haciendo lo que amo, que es jugar al tenis”, se sincera al tiempo que agradece el apoyo de su círculo íntimo: “Estoy agradecido de tener la gente que me rodea y que busca sacar lo mejor de mí”.
Y cierra: «Intentaré volver a tener esa alegría natural que me caracterizaba y principalmente volver a sentirme bien conmigo sabiendo que ‘its okay not to be okay’. Como dije antes, me genera un dolor enorme abrirme de esta manera pero sentía la necesidad de contarles un poco mi situación. Sigo buscando mi mejor versión. Trabajaré para buscar ese bienestar emocional que alguna vez sentí».
Federico Gómez, un luchador del tenis
Ganador en 2024 de tres títulos en el circuito de Challengers -Milan, Trieste y Guayaquil-, Gómez es un luchador del tenis. Formado en el Club El Jagüel de Parque Leloir, Gómez tuvo una experiencia en el deporte universitario de Estados Unidos y luego pasó un par de temporadas dando clases en la academia de Guillermo Cañas en Florida. Cuando muchos pensaban que su «tren ya había pasado» -idea que se cruzó por la cabeza a él mismo alguna vez-, en 2021 decidió darse una segunda oportunidad.
«Siempre sentía la chispita de que quería intentarlo una vez más. Siempre tuve la inquietud de decir ‘Vamos a ver qué pasa si me doy otra chance. Vamos a intentarlo’. Y gracias a Dios pude volver», recordaba en una entrevista con Clarín en octubre pasado cuando disputó el Challenger de Buenos Aires.
El problema, claro, no era su talento, sino el bolsillo. «Cuando saqué el primer punto ATP, en septiembre de 2014, no tenía dimensión de lo que implicaba ser un jugador de tenis. Pensé que ya estaba, que todo iba a ser fácil, pero no. Lo que lleva ser un jugador de tenis, armar un calendario y tener un equipo, no lo podía hacer por cuestiones económicas. Entonces decidí irme a Estados Unidos a probar otra estructura de vida y de competencia. Formarme académicamente y a la vez tener la posibilidad de seguir jugando, que era lo que quería», explicaba en la charla con la periodista Luciana Aranguiz.
Y seguía: «Fue una experiencia muy linda. Me hizo madurar dentro y fuera de la cancha. Me abrió muchas puertas de gente y de conexiones de todo tipo. Y me brindó la posibilidad de hacer lo que me gusta: jugar al tenis en un alto nivel, y hacer una carrera universitaria, que te da tranquilidad porque si el tenis no funciona, tenés un plan B». Así fue como primero pasó por el ASA College Miami para terminar graduándose en 2019 de la Universidad de Louisville con un título de Administración Deportiva.
En sus últimos meses como estudiante, tuvo que hacer una pasantía y, obligado a trabajar «de 8 a 5», dejó el tenis en segundo plano. Por eso, al recibirse, sintió la necesidad de «resetearse».
«Siempre quise jugar, competir y estar en el circuito. Pero había dejado de entrenar y de enfocarme en el tenis. Entonces pensé que era un buen momento para acomodarme un poco económicamente trabajando y entrenando y empecé a dar clases. Pero fue muy duro, porque no era lo que quería. Jugaba poco y nada, era full clases, pero sentía la chispita de la competencia», recordó.
Fede, entonces, se animó a probar una vez más. En junio de 2021 jugó un M15 en Weston, Estados Unidos, y recuperó aquel punto que había ganado por primera vez siete años antes. Y ya no paró. En enero de 2022 disputó por primera vez un Challenger, en Tigre. En febrero de 2023 se coronó en el M15 de Naples, Estados Unidos, e inauguró su palmarés profesional. En febrero pasado, tras superar la qualy, jugó su primer ATP en Córdoba. Entre junio y julio llegaron los títulos en Milán y Trieste.
«Siempre supe que el nivel lo tenía. Quizás no se estaba viendo porque no estaba jugando, estaba dando clases. Pero sabía que si me ponía físicamente bien y seguía fuerte de cabeza, podía llegar. Había que trabajar mucho, pero estaba seguro que que tenía lo que se necesita para estar hoy acá», aseguraba.
Obviamente, siempre tuvo que remar contra la corriente por la falta de dinero para apuntalar su carrera. «Al principio un amigo, Pedro, me ayudó un poco. Mis padres también en un momento, pero muy poquito para lo que es una carrera tenística. Siempre me estuve apoyando en amigos, pidiendo, devolviendo… Tuve momentos malos, momentos en los que el límite de la tarjeta de crédito estaba totalmente en rojo. En los que toqué fondo y se me hizo muy duro mentalmente porque no tenía de dónde sacar más plata. Y pensé en dejar, porque no podés entrar a la cancha pensando que tenés que ganar ese partido para poder viajar la semana siguiente», contaba.
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