Estudiantes le dio un mazazo de realidad al River de Gallardo que se quedó sin fiesta y repleto de preocupaciones


El mazazo es monumental. Se esperaba una fiesta en Núñez por el traspié de Boca en la Copa Libertadores, que no pocos creyeron un trampolín para que arranque definitivamente el River de Gallardo. Pero no: el local se dio un tiro en el pie. O más acertado: se lo tiró Estudiantes, que terminó festejando a pura metralleta con el segundo gol de Santiago Ascacibar, el volante que pide Selección. Fue victoria 2-0 para el Pincha y una nueva actuación decepcionante de los millonarios, que el miércoles jugarán ante Talleres la final de la Supercopa Internacional en Asunción.

Como River y Boca siempre se miran a través del espejo, el Monumental fue una fiesta en el inicio del partido por los pesares con los que convive el eterno rival. Se recordó a Madrid en las tribunas, se cantó por la Libertadores y se pidió un minuto de silencio. Todo parecía estar dado para que el equipo que comanda Marcelo Gallardo se sume a la celebración, para que aparezca el juego por primera vez en el torneo. Pero no le salen las cosas al elenco del Muñeco y, como si fuese una burla del destino, antes de los 10 minutos ya estaba perdiendo para que todo el fuego de afuera se empiece a apagar.

Gallardo sorprendió con la inclusión de Franco Mastantuono para armar un 4-3-3 (desechó el 4-3-1-2) y espejar el esquema de Eduardo Domínguez. Fue extremo por derecha el juvenil (una suerte de Lamine Yamal) y Gonzalo Martínez corrió por la banda opuesta para asistir al solitario Sebastián Driussi. Se dio entonces un juego de muchos duelos individuales y la diferencia estuvo en lo que pensó el entrenador platense. Tanto River como Estudiantes se hacen fuerte con las trepadas de los laterales derechos, Gonzalo Montiel y Eric Meza, respectivamente. El Barba colocó de extremo a Alexis Castro, un volante de buen pie y sacrificio para retroceder con las subidas de Montiel. Pero Gallardo no contempló las proyecciones de Meza y Marcos Acuña lo sufrió: en 8 minutos lo desbordó varias veces con peligro. En las primeras dos se fueron por arriba los cabezazos de Guido Carrillo y Cristian Medina, y en la tercera habilitó a Thiago Palacios, que le sirvió el gol a Castro en el corazón del área chica. Es verdad también que Paulo Díaz no cruzó como debía en su sector.

Y tardó Gallardo en mandarlo a la cancha y falló. Claro que antes el que erró feo fue Enzo Pérez: metió un patadón innecesario y vio la roja. La expulsión llegó a poco de inicial el complemento, cuando River seguía con las buenas sensaciones con las que había terminado el primer tiempo.

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