“Con una tristeza difícil de describir, tenemos que contarles que ya no podemos seguir adelante”. Con esas palabras y mediante un comunicado, el Directorio de la histórica empresa gráfica Anselmo Morvillo anunció el cese de sus actividades y el cierre de su planta, ubicada en Avellaneda.
Fundada hace más de 50 años, la compañía se ubicó en el podio de las mejores empresas del mercado. En sus talleres se imprimieron millones de ejemplares semanales de revistas, folletería y semanarios dominicales de diarios, entre ellos, la revista de LA NACION. Para fines de la década de 1990, había comenzado a exportar a Uruguay, a Chile y a Brasil. No obstante, una secuencia de sucesos y los cambios del mercado la llevaron a la cuerda floja.
Mediante el comunicado, desde la compañía precisaron que atravesaron las reiteradas crisis económicas del país, los cambios en el mercado gráfico con la marcada implosión por el avance tecnológico y “el comportamiento poco ético de algunos de nuestros colegas competidores”. También explicaron que fueron golpeados por la Presentación en Concurso de algunos de sus clientes y por la quiebra de su cliente número dos, ARCA Distribuidores. A esto le sumaron la escalada de precios internacionales de la mayoría de los insumos y repuestos, junto a la exigencia de pago anticipado del papel y la desaparición del crédito internacional.
No obstante, para la firma, todas estas fueron situaciones que enfrentaron con mejor éxito que muchos de sus colegas. En ese sentido, aclararon que en el año 2014 RR Donelley cerró su planta de la Argentina; en enero de 2016, AGR también cerró sus puertas; y en enero de 2020, IPESA cerró la mayor parte de su operación.
“En este contexto tan negativo, a pesar de la reducción del 63% del volumen, nos adaptamos a las circunstancias con diferentes acciones, como la Adhesión al Artículo 223bis, el PREBA, planes de pago, y una infinidad de otras acciones”, indicaron.
Pero a esto se le sumó otro detonante: “En medio de este complicadísimo contexto, Avon, que representa más de la mitad de nuestro trabajo, dejó de imprimir catálogos y mudó su comercialización a internet. Esto nos dejó en una situación económica y financiera terminal”.
Hasta entonces, Anselmo Morvillo operaba en una planta montada sobre una superficie de 13.500 metros cuadrados y ubicada en Av. Francisco Pienovi 317, en Avellaneda, provincia de Buenos Aires.
Fundada por Anselmo Morvillo, a sus 21 años, la empresa inició sus actividades en 1974, con el desarrollo de folletos para empresas de venta directa. Y en 1995 se asoció con la mayor imprenta de los Estados Unidos, Quad/Graphics, el principal impresor de revistas en su país de origen.
Este acuerdo incluyó un importante plan de inversión para introducir mejoras y ampliar la firma: según precisan en su sitio web,, la empresa creció un 31% entre los años 96/97; y un 40%, entre 97/98. En ese marco, en 1998, la empresa incorporó la primera rotativa de tecnología de punta; y tres años después, la segunda.
Entre sus principales servicios, se listaban la impresión de folletos comerciales -que representaban más de la mitad del volumen de producción-, de revistas y fascículos, a la vez que servicios asociados a esos productos, como embolsado, acondicionamiento para despacho, e insertados. La nómina de clientes incluía empresas de cosmética de venta directa, diarios y productores de revistas, hipermercados y cadenas que comercializan electrodomésticos.
En paralelo, además, el empresario promovió políticas en defensa de la productividad de los talleres gráficos, a la vez que motorizó la cooperación con la Confederación Latinoamericana de la Industria Gráfica. Y le valió uno de los máximos galardones con que se premia a los emprendedores de la industria gráfica internacional: el de “Líder Gráfico de las Américas 2002″, entregado por la Printing Association of Florida en los Estados Unidos.
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