Quién toma las decisiones en la Iglesia cuando el Papa se encuentra enfermo o incapacitado
El papa Francisco, de 88 años, se encuentra internado en el hospital Gemelli de Roma debido a una compleja infección pulmonar. Esta situación reaviva una pregunta recurrente en la Iglesia: ¿quién está al mando cuando el Papa enferma gravemente o queda incapacitado?
Como sucesor del apóstol Pedro, el papa es la máxima autoridad de la Iglesia Católica, pero su delicado estado salud genera incertidumbre sobre el liderazgo y la administración del Vaticano en su ausencia.
¿Quién lidera la Iglesia cuando el Papa está enfermo o incapacitado?
Si el Papa enferma o queda incapacitado, sigue siendo el líder de la Iglesia mientras conserve la capacidad de tomar decisiones. Sin embargo, si no puede ejercer su autoridad, la Curia Romana y el Colegio de Cardenales asumen un rol fundamental en la administración del Vaticano. En estos casos, el cardenal secretario de Estado, considerado el «primer ministro» del Vaticano, se encarga de las responsabilidades diarias en conjunto con los dicasterios.
El derecho canónico de la Iglesia Católica
El derecho canónico establece medidas para situaciones en las que un obispo no puede gobernar su diócesis. Según el canon 412, una diócesis se considera «impedida» si su obispo, debido a «cautiverio, destierro, exilio o incapacidad», no puede cumplir con sus funciones pastorales. En esos casos, la gestión pasa a un obispo auxiliar o a un vicario general.
Sin embargo, no existe una norma específica para la incapacidad del papa. El canon 335 señala que cuando la Santa Sede está «vacante o totalmente impedida», no se pueden hacer cambios en la gobernanza de la Iglesia.
No obstante, el texto no define qué se entiende por «totalmente impedida» ni qué mecanismos deberían activarse en tal situación, dejando un vacío legal sobre cómo proceder en caso de una incapacidad prolongada del pontífice.
El papel de la Curia Vaticana
Aunque el Papa sigue al mando, a pesar de su hospitalización, la administración diaria de la Iglesia está en manos de la Curia Vaticana, encabezada por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin. Mientras Francisco estuvo hospitalizado, el secretario de Estado de la Santa Sede continuó con sus funciones, aunque interrumpió un viaje a Burkina Faso para regresar al Vaticano.

En ausencia de normas que permitan transferir el poder en caso de incapacidad del papa, la Curia continúa funcionando bajo su dirección nominal, sin que haya un reemplazo formal en la cúpula eclesiástica.
En 2013, el Papa Francisco, poco después de ser elegido, escribió una carta de renuncia, en el caso de que en algún momento quedara médicamente incapacitado. La entregó al entonces secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, pero se desconoce si la carta sigue vigente y si su contenido cumple con los requisitos del derecho canónico para que una renuncia sea válida.

Históricamente, el papa Pablo VI también escribió cartas de renuncia en caso de incapacidad, aunque nunca fueron invocadas. Benedicto XVI, por su parte, renunció voluntariamente en 2013, lo que marcó un precedente en la historia moderna del papado.
El poder papal solo cambia de manos cuando un papa fallece o renuncia. En estos casos, se activa el proceso de «sede vacante», que da inicio al interregno hasta la elección de un nuevo pontífice en un cónclave de cardenales. Durante este período, el decano del Colegio de Cardenales organiza el funeral y preside el cónclave, pero no asume ninguna autoridad ejecutiva.
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