07/02/2025 18:57hs.
Fue una importante muestra de autoridad ante un rival de peso. Argentina tuvo que sufrir hasta el final contra Uruguay, pero golpeó la mesa con fuerza y se sentó sin objeciones en la cabecera, donde se ubican los que mandan. El equipo de Diego Placente padeció los últimos minutos de un encuentro que ganaba con un holgado 4-1 y terminó con un ajustado 4-3, pero apretó el puño, hizo respetar los rangos en el clásico rioplatense y se llevó un triunfo crucial. Una victoria que lo arrimó al objetivo de lograr la clasificación para el Mundial Sub 20, que se disputará en Chile desde el 27 de septiembre hasta el 19 de octubre. El conjunto argentino lidera el hexagonal final del Sudamericano de Venezuela con seis unidades, la misma cantidad que tiene Brasil, aunque con más goles a favor.
La Selección quedó a un paso de la gran meta y, acaso lo más relevante, volvió a hacer una demostración de su poderío ofensivo implacable en un clásico. En su estreno en la competencia ya había hecho lo mismo ante Brasil, con un apabullante 6-0 que sorprendió al mundo del fútbol. Esta vez se impuso con dobletes de Claudio Echeverri y Maher Carrizo. Ambos ya dejaron el cartel de promesas para convertirse en realidades tangibles. Y como de realidades se trata esto, el partido también dejó en evidencia algunas falencias defensivas que el entrenador deberá corregir de cara a los duros exámenes que se avecinan ante Colombia, Brasil y Paraguay. Fallas lógicas si se contempla que se trata de un conjunto en plena etapa de crecimiento.
Argentina tiene muchos recursos en materia ofensiva. Cuenta con herramientas de primer nivel. El golpe de la lesión de Agustín Ruberto, su goleador, fue un impacto duro que lo pudo haber derrumbado. Pero el equipo demostró que está fuerte, pasó la prueba de sobreponerse a una adversidad, se levantó y reaccionó de inmediato con golpes certeros. La Selección brilló cuando se encontraron Echeverri, quien abrió el partido con un golazo infernal, con Carrizo y Santiago Hidalgo. Los tres se asociaron, rotaron posiciones para no darles referencias a sus marcadores y, con su persistencia, desgastaron física y mentalmente a los defensores rivales. La sintonía fina entre ellos afloró con naturalidad. Todos, en definitiva, hablan el mismo idioma y se entienden. Y se asocian. Y construyen. Y se animan a divertirse y faltarles el respeto, en el buen sentido, a los adversarios de turno. El técnico les concede libertades para construir y se anima a soltarles las amarras para que puedan crear. Tal vez por eso las estadísticas, que muchas veces no alcanzan para graficar la escenografía completa, esta vez dicen mucho de este equipo de Placente, que en este torneo ya acumuló cuatro triunfos y dos empates, con 14 goles a favor y cinco en contra. El saldo, sin dudas, es positivo.
El triunfo cobra relevancia porque del otro lado estuvo un rival muy físico, de los que suelen complicar a Argentina. Un Uruguay que además había salido a la cancha empujado por la necesidad: la Celeste venía de caer con Brasil por 1-0 en su primer partido del hexagonal y estaba acuciada por las urgencias. Argentina superó el examen y, si bien en esta oportunidad terminó apretado, logró festejar en su segundo clásico demostrando todo su poder su fuego. No hay que bajarle el precio porque no hace falta ejercitar demasiado la memoria para recordar tiempos en los que el tránsito por esta competencia no se presentó sencillo. Sin más preámbulos, en el Sudamericano de 2023 la Selección no logró superar la primera fase. Ahora lidera la tabla y ya ganó dos clásicos. Placeres de la vida.
Los goles de la Selección Argentina
Selección Argentina –
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