¿Donald Trump armó una guerra de aranceles o una comedia de enredos?


Periodista: ¿Comenzó la Gran Guerra de Aranceles? ¿O terminó antes de empezar?

Gordon Gekko: Fue un zafarrancho de combate. Y una muestra de Trump puro y duro. Verosímil, si se quiere creer en lo que el Presidente dice, lo cual no es muy recomendable, pero a todas luces no es el choque real.

P.: ¿Es la guerra contra las drogas, como dicen Kevin Hassett y otros funcionarios, y no (todavía) la guerra comercial que, después de todo, es la que Trump más promovió? ¿O fue, simplemente, un “bluff”?

G.G.: Llámelo como quiera. El arancel promedio en los EEUU es 3%. Gravámenes de 25% como los que Trump les revoleó a México y Canadá – socios del acuerdo que el propio presidente reescribió en 2020 – son un artefacto nuclear. Las economías están altamente integradas. El Nafta se firmó tres décadas atrás, en 1994. Entre ellas, a lo sumo, rige un arancel de 1%. Un producto elaborado puede llevar insumos que atraviesan varias veces las fronteras hasta su venta final.

P.: No se iban a poder aplicar. No, sin provocar un trauma considerable. Por eso Trump jugó con la idea, pero las quitó antes que empezaran a regir.

G.G.: Es su segundo mandato. Es un estilo conocido. Se lo puede criticar, pero le funciona. “Es una victoria”, dijo. “En la guerra contra el fentanilo”. Y es también una distracción. Y una manera suave de gravar con un arancel de 10% a China, comenzar así las hostilidades, y hacerlo sin que los mercados se alteren de sobremanera.

P.: La reacción de los mercados es todo un tema. Si bien fue negativa, no dejó nunca de ser moderada.

G.G.: Tomando en cuenta lo que potencialmente estaba en juego, sí.

P.: Pasó lo mismo que con DeepSeek, ¿o no? Es como que conviene tomar nota, pero no créerselo del todo.

G.G.: Es que no son fenómenos independientes sino aspectos de una misma guerra psicológica.

P.: ¿No piensa que Trump se desgasta con estas maniobras tan grandilocuentes que después quedan reducidas a una falsa alarma?

G.G.: Yo pienso que sí. Él piensa que no. Y él es quien consiguió la proeza de ser elegido dos veces presidente.

P.: ¿Cómo continúa esta película? Los gravámenes a Canadá y México formalmente se suspendieron por un mes…

G.G.: En un mes la victoria contra el fentanilo será aún más contundente. Y Canadá no será anexado, aunque abucheen el himno de los EEUU en los partidos de hockey sobre hielo.

P.: China, como usted dijo, no fue exonerado de pagar una sobretasa de 10%. Y ya anunció represalias. ¿Escalará el conflicto en ese frente?

G.G.: Digamos que la confrontación en serio no es con Panamá y Groenlandia sino con Beijing. Pero este es un Trump que tiene sus años y a Xi Jinping lo trata con algodones. Pienso que irá subiendo la temperatura despacio, con cuidado. Lo de DeepSeek fue un aviso de que los chinos han hecho los deberes.

P.: ¿No me diga que no habrá guerra comercial?

G.G.: Estoy seguro de que habrá un aumento de aranceles. Trump cumplirá su promesa electoral, aunque no al pie de la letra. Es una bandera propia que no se va a abandonar, pero no hay que clavársela en la frente. Cuando hable el secretario del Tesoro, Scott Bessent, notable ausente hasta el momento, préstele atención al detalle.

P.: Bessent debe ser un converso. En su momento, escribió en contra de los aranceles, señalando que son inflacionarios.

G.G.: En otro momento, escribió que había que recuperarlos para la política económica en la misma tradición de Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores. No sería secretario del Tesoro si no militase su utilización. Pero, se supone, que de una manera racional. Relativamente bajos, no más de 10%. Uniformes con excepción del trato dispensado a China (por consideraciones geopolíticas). Y de implementación gradual para tener así una herramienta disponible de negociación. La idea es reindustrializar EEUU (suerte con eso) y aumentar la recaudación para financiar parcialmente la baja de impuestos que el presidente también prometió. Veremos…

P.: La FED mira el proceso de brazos cruzados. Sorpresivamente Trump dijo que Powell hizo bien en no bajar la tasa esta vez. ¿Será tan paciente como para no verse tentado a subirla si la agenda presidencial resiente las expectativas de inflación?

G.G.: La FED no se comió el amague. Y no hubiera recortado la tasa un punto completo en 2024 – tal vez, la mitad, sí – si no pensara que Trump es mucho ruido y pocas nueces. Pero con el presidente nunca se sabe. Y yo diría que con Elon Musk, menos todavía. Pero su agencia – DOGE – ya está causando revuelo en donde mete sus narices (y múltiples demandas judiciales). Si Trump se saliera de cauce, la FED cambiará la comunicación, hablará distinto, más fuerte, pero preferirá aguantarse a dar un paso en falso. Deberán ser los mercados los que frenen la tentación de hacer locuras.



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