La decisión de Trump de imponer el 25% de aranceles a Canadá y México, además del 10% a China, hacen enorme ruido a nivel mundial. Esa medidas empezaron a regir este sábado 1° de febrero, cuando ni siquiera han transcurrido dos semanas del regreso del magnate republicano al poder.
Pero no solo a dichos países Trump planea imponer aranceles, sino que apuntó también a la UE, aunque sin definir todavía fecha de aplicación. Las medidas que se vienen a partir del martes 18 de febrero serán aranceles al petróleo y gas de Canadá y México.
Aunque hubo algún contacto con representantes del gobierno venezolano este viernes, por detenidos estadounidenses que mantenía el chavismo, y los venezolanos que la Casa Blanca planea deportar en los próximos días y semanas, lo cierto es que Trump repite cuando le preguntan que «no comprará más petróleo venezolano”. Habrá que ver si eso se cumple, porque Biden habilitó en 2023 esa vía de negocios, cuando Maduro firmó compromisos democráticos en Barbados que luego ignoraría por completo.
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Lo cierto es que además de hablar de petróleo, Trump mezcla aspectos cómo la lucha contra el fentanilo con la economía. Busca, mediante presiones económicas, convencer a México (como lo hizo con Colombia y con éxito respecto a los deportados, bajo a amenaza de aranceles del 50% para todos sus productos) para sentarse en una mesa de negociación que, ya por posiciones de fuerza, son asimétricas.
En el caso de México y Canadá el nudo de la cuestión también han sido las drogas y la inmigración, una obviedad con fronteras compartidas de miles y miles de kilómetros. En Canadá confían en que su petróleo pueda ser exceptuado, o termine recibiendo una tasa de solo el 10%.
La amenaza de aranceles del 100% a los BRICS, en tanto, si es que como advirtió Trump «llegan a tomar medidas que perjudiquen al dólar norteamericano”, puede que tampoco llegue a materializarse en última instancia. Aunque con el líder republicano nunca se sabe.
Claro que las relaciones de poder entre Estados Unidos y México o Estados Unidos y Canadá están lejos de ser las mismas que con los BRICS, que cuentan de su lado nada menos que a China.
Trump admite que a corto plazo sus intempestivas decisiones comerciales podrían perjudicar a las familias norteamericanas. Pero remarcó que “hay disrupciones en los mercados” que deben enfrentarse y señaló que los “norteamericanos sabrán entenderlo”. Esto último apuntó a un posible ascenso de la inflación.
Las intenciones de la Reserva Federal, mediante sus políticas monetarias y midiendo el indicador de Precios de Consumo Personal, apuntan a llegar a una inflación del 2% para 2027. Es decir, las medidas de la FED han sido contractivas; aumentar las tasas de interés, incrementando el costo de los créditos y desde ese lado tratar de moderar la inflación.
Es necesario un poco de memoria. En 2018, dentro de las renegociaciones del TLCAN y la firma del T-MEC, Estados Unidos había impuesto aranceles a exportaciones de acero y aluminio de Canadá y México. Esto fue consecuencia de otra «guerra comercial» desatada por Trump. Era una preocupación, como mencionó la OEC en 2017, que tanto México como Canadá destinaran el 73% de sus exportaciones a Estados Unidos. Si bien el T-MEC en sus orígenes (clausula 32.10) parecía apuntar contra China, también es importante señalar que China ha sido un socio comercial muy importante para Estados Unidos, México y Canadá. El artículo 32.10 del T-MEC buscaba desalentar que socios de Estados Unidos (Canadá y México) fortalecieran sus relaciones comerciales con Beijing. Dicho artículo definía, según Estados Unidos, que China “no es un país de economía de mercado”.
Y si una de las partes firmantes del T-MEC, si quiere un tratado de libre comercio con un país que «no sea economía de mercado”, debe informar a los demás y proporcionar a los otros socios del T-MEC el texto completo del tratado de libre comercio con dicho país.
Estados Unidos tiene una carta importante: cualquier país que suscriba a un tratado de libre comercio con un país cuya economía “no sea de mercado”, habilita a los otros países socios del T-MEC ha finalizar este tratado comercial.
En la OMC, el republicano ha pedido que China «no sea considerada una economía de mercado”. Y su preocupación tiene razón de ser, porque es concreta la posibilidad de que sus resoluciones anti-dumping no tengan éxito contra las empresas del gigante asiático en la OMC.
¿Qué podría pasar ahora?
La Casa Blanca sostiene que los aranceles servirían para evitar los déficits comerciales que muestra su balanza comercial, y que Trump adjudica a la «pésima gestión de Biden».
Sin embargo ¿qué pasaría con el impacto de la guerra comercial en la economía global? En un marco de extrema globalización, no es gratis encarar guerras comerciales. Los países en vías de desarrollo ante una disminución del comercio internacional o represalias entre los colosos, pueden verse perjudicados, tener más dificultades para colocar sus exportaciones. Los problemas con cadenas de valor agregado, dificultades el acceso al crédito son sólo ejemplos que pueden obstaculizar el comercio para países en vías de desarrollo ante una guerra comercial que pueda derivar en una disminución del comercio internacional. Por lo tanto queda ver hasta donde llegan esas amenazas arancelarias de Trump, y la reacción de los países afectados. Un escenario nada fácil de predecir.
* Licenciado en Ciencias Políticas.
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