el detrás de escena de una decisión clave de Javier Milei

Cuando todo parecía encaminado para que Ricardo Manuel Rojas fuera designado en la Procuración del Tesoro, Javier Milei decidió cambiar la estrategia y finalmente ungió a Santiago Castro Videla. Lejos de un cortocircuito con el ex juez, a quien conoce -y admira- hace más de una década, el Presidente vio en el encuentro que mantuvieron este lunes una oportunidad: en Casa Rosada sostienen que, por su trayectoria y perfil, la intención es tenerlo en cuenta en el corto plazo para “ocupar otro lugar de mayor relevancia”.

En medio de un cúmulo de versiones, y teniendo en cuenta que dentro del organigrama del Ejecutivo no hay disponibles muchos más casilleros de jerarquía superior, en el Ejecutivo se encargaron de aclarar que no están previstos cambios en la cúpula del Ministerio de Justicia, a cargo de Mariano Cúneo Libarona,y que Rojas podría ser ungido por Milei para «un rol por fuera del Gobierno».

Javier quiso preservar a Rojas”, deslizó, enigmática, una alta fuente oficial al tanto de la estrategia del mandatario, que redundó en que finalmente sea designado Castro Videla, un abogado de 43 años, discípulo de Rojas y especialista en Derecho Administrativo, más acorde a lo que requiere la Procuración del Tesoro.

Castro Videla, justifican en el Gobierno, reúne los requisitos suficientes para ser quien ”sea quien represente y defienda a rajatabla los intereses que tiene el Presidente” y confronte en todas las controversias judiciales que lleguen a Balcarce 50.

Este asunto, precisamente, fue una de las principales críticas al ex juez de la Corte menemista, a quien lo acusaron de “actuar contra la gestión” y dictaminar a favor de quienes buscaban obstaculizar decisiones de Milei. Una intervención suya en un juicio laboral, en torno al convenio con la Asociación de Concesionarios de Automotores de la Republica Argentina (ACARA), fue el último desplante que señalan en la cúpula libertaria.

“El Presidente considera que el nuevo procurador hoy puede defender mejor los intereses de la Patria, del Tesoro, de lo público, que Rodolfo Barra, nada más que eso”, fue la explicación que dio el vocero Manuel Adorni en su habitual conferencia de prensa, al oficializar la designación de Castro Videla.

De esa argumentación también se desprende el por qué del enroque de último momento. Con una trayectoria como juez y también como secretario letrado de la Corte Suprema de Justicia, Rojas, de 66 años, es considerado «una eminencia» por Milei y que está «sobrecalificado» para las necesidades del puesto en cuestión.

“Javier lo tiene pensado en otro rol», complementa una fuente inobjetable del Gobierno, que plantea que por su perfil como magistrado experimentado y constitucionalista «es natural» que se posicione como un postulante a la Corte, en caso que avance una eventual negociación por la ampliación del máximo tribunal para destrabar los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla.

“En caso de que se abra una nueva vacante sin duda que Rojas puede ser tenido en cuenta”, aseguran en el círculo de extrema confianza del Presidente.

Es un tema que parecía haberse desinflado con el receso del Congreso pero que asoma más probable que hace unos meses, sobre todo por la presión del kirchnerismo para intentar imponer un nombre en la negociación y la intransigencia de los bloques dialoguistas a convalidar los dos nombramientos que propone Milei.

«Primero que aprueben a Lijo y García Mansilla y después podemos hablar de la ampliación», es el planteo de la Casa Rosada, donde niegan enfáticamente las versiones iniciales de que Rojas podía ser propuesto en lugar de alguno de los candidatos.

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