Brote de gastroenteritis en Brasil: qué playas son seguras y cómo conocer la calidad del agua

La exposición a la bacteria Escherichia coli en aguas contaminadas puede causar infecciones intestinales, cuyos síntomas incluyen diarrea, dolor abdominal, náuseas, vómitos y fiebre.

En Brasil ya funciona un sistema que permite conocer cuál es el estado de “balneabilidad” de las playas, es decir, si son seguras para bañarse, regiones costeras como las de Florianópolis o el Balneario Camboriú.

Se trata de una herramienta que fue diseñada para dar seguridad sanitaria a los bañistas. Permite evaluar la calidad del agua en playas y otros cuerpos acuáticos y tomar decisiones informadas para evitar los lugares en los que los niveles de la bacteria sean altos.

El sistema fue implementado en varias regiones de Brasil y analiza periódicamente los niveles del patógeno para determinar si el agua es apta para actividades recreativas.

En Santa Catarina, el estado donde se encuentran las playas de Florianópolis y Balneario Camboriú, el Instituto del Medio Ambiente (IMA) se ocupa de hacer un monitoreo semanal desde octubre a marzo.

Los resultados se publican en informes que clasifican los puntos de monitoreo como “aptos” o “no aptos” para bañarse (en portugués, “propio” o “impróprio”).

Un punto es considerado apto si más del 80% de las muestras de las últimas cinco semanas presentan niveles aceptables de contaminación.

El sistema permite a las autoridades identificar áreas de riesgo y tomar medidas correctivas, como cerrar playas o mejorar la infraestructura de saneamiento.

También se advierte a los usuarios evitar playas después de lluvias intensas o cerca de desagües pluviales, donde el agua puede estar contaminada.

Esto refleja una disminución respecto a la semana anterior, cuando el 71,26% de los puntos eran considerados aptos.

Además de los resultados sobre la calidad del agua, Florianópolis ha enfrentado un aumento significativo en los casos de virosis gastrointestinales.

Según la Secretaría Municipal de Salud, los registros recientes superan la media histórica de los últimos cinco años, una situación que se considera un brote debido al número de personas afectadas en un corto período.

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