Los secretos ya no tan secretos de la fiesta de clausura de París 2024: del desfile de abanderados a una aventura de Tom Cruise antes de que se apague la llama de los Juegos Olímpicos
Tras 19 días de competencia y de emociones extremas, de consagraciones históricas, récords, postales de festejos alocados y de derrotas doloras y hasta una cuota de polémica, París 2024 llega a su fin. Los Juegos de la XXXIII Olimpíada, los primeros de la historia con igualdad de género y los que pregonaron ser los más «verdes» de todos los disputados hasta ahora, bajarán el telón a lo grande con una ceremonia de clausura que promete ser un show entretenido y diferente, a la altura de la fiesta de inauguración que asombró al mundo -aunque también generó muchas críticas- con ese despliegue en las agua del río Sena.
Con la conjetura de la participación de la superestrella de Hollywood Tom Cruise y las actuaciones de leyendas del «French Touch», un género de música electrónica surgido en Francia a finales de los 80 y principios de los 90 y muy popular por estas tierras, aún sin revelar muchos detalles, los organizadores lograron abrir enormes expectativas sobre lo que ocurrirá este domingo desde las 21 (16 de Argentina) en el imponente Stade de France, donde habrá dos argentinos entre los protagonistas.
Serán José «Maligno» Torres, ganador del oro en el BMX Freestyle, la única dorada de la delegación nacional en estos Juegos, y Eugenia Bosco, quien junto a Mateo Majdalani se colgó la plata -también la única del medallero albiceleste en la capital francesa en la clase Nacra 17 del yachting. Los dos serán los encargados de portar la bandera celeste y blanca en el desfile de los atletas, uno de los momentos más tradicionales de cada ceremonia.
El «Maligno», que había regresado a Córdoba tras su consagración en el park de la Plaza de la Concordia el 31 de julio, volvió a París especialmente para participar de la fiesta final. Y la sampedrina se subió el jueves al segundo escalón del podio en la Marina de Marsella y al día siguiente vino a la capital francesa con su compañero de embarcación.
El paseo de las delegaciones -que volverán a caminar por un estadio, tras la experiencia de desfilar en barcos por el Sena durante la inauguración- será uno de los momentos protocolares de noche, junto a los discursos de rutina, las entregas de las últimas medallas, a los ganadores de los maratones, la extinción de la llama -aún queda la incógnita de cómo se hará, ya que el pebetero está instalado en el Jardín de las Tullerías, a unos ocho kilómetros al sur del recinto de Saint Denis- y el paso de la posta a Los Ángeles, anfitrión de la próxima cita.
Jolly explicó que imaginó con su equipo -el mismo que para la apertura- que los Juegos Olímpicos habían «desaparecido y que alguien los refundaba en un futuro más bien lejano». En una secuencia que se mostró a la prensa como adelanto se pudo ver «viajeros venidos de otro espacio-tiempo, que llegan a nuestra Tierra y descubren vestigios ligados a la historia del olimpismo».
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