💰Clima de negocios: otra vez hay luces amarillas por la energía y asomaron las internas entre funcionarios del GobiernoPor Sebastián Catalano
“Fue un error de comunicación fuerte… te puede pasar en la vorágine”. Así definió el ministro de Economía, Luis Caputo, el golpe de timón que tuvo que dar, la semana pasada, por el anuncio de un recorte de subsidios que iba a generar un fuerte aumento de las tarifas de luz. Muy rápido hubo que hacer público que no se iba a hacer.
No sólo eso. En medio de idas y vueltas, también asoman algunas internas en el equipo a cargo del área energética del Gobierno, de la electricidad, puntualmente, en estos casos. En Economía, el ministerio de Caputo que tiene a cargo el sector, juran que “está todo alineado” entre él; su viceministro coordinador, Daniel González; la secretaría de Energía, María Tettamanti; Osvaldo Rolando, interventor del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) y el resto de la estructura.
Como sea, se encendieron luces amarillas en el tablero de control del rubro. Más allá de los 01alineamientos proclamados, se escuchan a viva voz críticas más que encendidas, acusaciones de inoperancia y hasta insultos. En al menos tres conversaciones con altas fuentes oficiales del área que tuvo Infobae, se mencionó la idea cruzada del “boleto picado” para varios de los protagonistas de esa rueda energética. Habrá que ver si es cierto, una promesa de alguien “de arriba” o una simple expresión de deseos. No está claro aún.
¿Funcionarios en tensión en uno de los sectores más polémicos, pero también más prometedores para la economía argentina de mano de Vaca Muerta? Sí, y además en medio del verano y la amenaza permanente de cortes de luz. Días atrás, sin ir más lejos, las zonas centro y norte del país sufrieron fuertes cortes. Mañana se anuncian otra vez máximas por sobre los 35 grados y todos van a mirar los picos de demanda que muestran los gráficos online de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima, o Cammesa. Se trata de la empresa del Estado que intermedia en el sector y que esta semana también estuvo en el ojo del huracán por culpa de una filtración de supuestas críticas de su “hombre fuerte”, Mario Cairella, a Tettamanti y su equipo.
¿Déjà vu libertario con lo que pasaba hace dos años durante el gobierno de Alberto Fernández? No parece para tanto, al menos por ahora. A pesar de las tensiones, la situación está lejos aún del “internismo exasperante” energético que denunció el exministro Matías Kulfas, cuando fue echado a mediados de 2022. Un contexto que terminó un mes después con otra salida de peso en el golpeado gabinete kirchnerista: Martín Guzmán. El exministro de Economía mantuvo una feroz disputa con Federico Basualdo, un funcionario de tercera línea de su ministerio al que intentó echar más de una vez sin éxito. Basualdo tenía línea directa con Cristina Kirchner.
Lo cierto es que la energía es un tema “caliente” desde siempre en una Argentina con crisis recurrentes en la que siempre faltan dólares. Rápido y breve repaso. Raúl Alfonsín sufrió innumerables apagones y cronogramas de cortes programados. Carlos Menem privatizó el sector por completo. Eduardo Duhalde comenzó con la regulación. Néstor Kirchner se peleó con su vice, Daniel Scioli, cuando éste sugirió segmentación eléctrica y suba de tarifas; algo parecido pasó luego y derivó en la renuncia de su ministro Roberto Lavagna. Cristina Kirchner armó una madeja de subsidios y terminó con cepo y restricciones. Mauricio Macri, en tanto, prometió sinceramiento tarifario y mega aumentos, pero se quedó a mitad de camino; luego reconoció que había perdido la reelección en gran parte por el tema energético. Fernández siguió con los subsidios y, como se dijo, las internas les terminaron costando la cabeza de dos de sus funcionarios preferidos. Milei, por último, llegó con la meta de quita total de subsidios y la idea de que “hay que pagar lo que vale la energía”. A pesar de los muy fuertes aumentos tarifarios del año pasado, aún no está claro cómo terminará de hacerlo.
Esta semana hubo dos hechos que hicieron “ruido” en el sector.
“Fue un ‘dedazo’, era imposible que pusiéramos ese aumento. Va en contra de lo que se viene haciendo”, dijeron cerca del ministro sobre la suba que no fue. Es verdad que sonó extraño el incremento de hasta 12% de golpe, y mucho menos en un año electoral. En la Rosada hubo bronca. Se aceptó la explicación, pero igual tomaron nota.
Con Cammesa, por su parte, sigue el ruido. Cairella, que ya estuvo en la empresa con Macri, es cuestionado por algunos sectores y conocido por su carácter duro y frontal. En esta etapa llegó de la mano de José Luis Espert. Si bien no respondió los mensajes de este medio, desde su entorno aseguraron que los chats filtrados fueron “un malentendido”. Otro dedazo. Con todo, también confirmaron que no está nada de acuerdo con algunos lineamientos que salen de Energía.
Cammesa es un ente técnico, pero con mucho poder económico: maneja una caja con un flujo de unos USD 15.000 millones por año, que cobra a las empresas de distribución y cooperativas eléctricas y con lo que paga a las generadoras y transportistas. El año pasado, post devaluación, surfeó una crisis por una deuda de unos USD 1.200 millones con las generadoras que, finalmente, Caputo saldó con un bono. A regañadientes, las empresas aceptaron.
Desde siempre, el plan del equipo de Milei fue desarmar Cammesa, o acotarla mucho. Buscan que se limite sólo a hacer el despacho eléctrico y no a contratar barcos de gasoil para hacer funcionar las turbinas que generan energía cuando el gas no alcanza, ni a licitar muy jugosos contratos. El plan de Chirillo y ahora de Tettamanti es reducirla al mínimo y que los contratos se hagan entre privados: que las generadoras directamente convengan precios, plazos y condiciones con las distribuidoras y con las empresas grandes y medianas que necesitan de grandes flujos de energía para producir.
Cairella no quiere saber nada y para ser sólo un funcionario técnico y de segundo orden, demuestra tener “banca” en la Casa Rosada. Al menos hasta ahora. “Todo el mercado posible, todo el estado necesario. Porque acá la costumbre es no pagar”, se lo escuchó decir varias veces en reuniones con empresas del sector. Según sus allegados, está de acuerdo con desregular el sistema, pero no con el momento ni con la receta de Tettamanti. “Quieren correr y no saben ni caminar. Escriben títulos para los medios en lugar de resoluciones. Necesitamos más de 7.000 megas extra. ¿Quién va a invertir si Cammesa no es el garante?”, argumentaron.
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